jueves, 9 de diciembre de 2010

El estrés y la pérdida del cabello


El estrés y la preocupación que provoca la actual crisis económica en gran parte de la sociedad favorece el inicio de la pérdida del cabello o una caída más acentuada en aquellos que ya sufren problemas de alopecia.


Así lo destaca la responsable de comunicación de Creaciones Capilares Mayquel, Marisa Oliver quien asegura que el estado anímico y los procesos de estrés pueden producir efluvios o caída temporal del cabello ya que las reacciones hormonales que derivan de estas situaciones derivan en una mayor concentración de ciertas hormonas, como testosterona e hidrocortisol, que afectan a las raíces capilares.

También es muy común que ante un estrés se produzca un proceso descamativo, algo que, en ambos casos, "termina cuando logramos eliminar ese estrés", de ahí que mientras éste se suceda se recomiende "cuidar al máximo el cuero cabelludo", según Oliver.

Por ello, y teniendo en cuenta que vivimos una época de estrés y "preocupación por el miedo a quedarnos sin trabajo, a no poder pagar la hipoteca, a quedarnos sin una casa", aseguró esta experta, en el sector capilar se ha percibido en los últimos meses un aumento de las consultas relacionadas con este problema a fin de encontrar alguna solución.

Alopecia areata por estrés

Los trastornos psicosomáticos son enfermedades físicas causadas, agravadas o reactivadas por factores psicológicos.

José Luis González de Rivera, jefe del Servicio de Psiquiatría y Medicina Psicosomática de la Fundación Jiménez Díaz, afirma que normalmente son trastornos pasajeros en la medida en que se derivan de un estrés "situacional", transitorio, fruto de la exigencia de un momento concreto.

La alopecia areata (por áreas) es un trastorno inmunológico que causa pérdida temporal del cabello.

Existe otra caída del pelo intensa, el efluvio telógeno, que se divide a su vez en varios subtipos y que no se produce por "placas", como normalmente lo hace la areata, sino que es difusa y de aparición súbita.

Tanto las pequeñas calvas como un pelo que de repente se vuelve ralo, siempre que el diagnóstico del dermatólogo descarte un origen biológico, comparten la categoría de enfermedades psicosomáticas y pueden tener que ver con el estrés.

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